DESECHOS DES- HECHOS DES- ECHOS
Un espejo donde nos miramos y hay confort… mucho confort… heladeras relucientes y acondicionadores de aire por doquier. Todo tipo de máquinas al servicio del ah… qué fresquito está acá dentro! Objetos producidos con recursos que en breve se agotarán y generan residuos que la naturaleza tardará siglos en descomponer.
No Pare. Siga, siga la flecha… No mire al costado… Siga hasta que se encuentre el cartel de “Shop”. Pare ahí. Baje del auto. Agarre la tarjeta de crédito y aproveche las ofertas. No piense, no pare.
Mientras, en la esquina de casa… en la esquina del shop… en todas las esquinas, los recolectores de residuos hacen el trabajo que a nadie le gusta pero que nos alivia a todos: se llevan los desechos, los des-hechos, los des-echos.
Desechos químicos, tóxicos, patogénicos, desechos de todo tipo… incluso buenos desechos, como los orgánicos, que en vez de volver a la tierra los tiramos junto a los otros.
El consumo deviene el síntoma analizador, de una sociedad que para complacerse utiliza todo lo que tiene a mano, incluso los recursos de las próximas generaciones. De una sociedad que llama “basura” a todo lo que descarta sin distinguirlos de las “materias primas” que contienen la mayoría de los elementos que tira.
Reutilizar (darle un nuevo uso) y Reciclar (volver al proceso productivo) los materiales que habitualmente descartamos es hoy tan importante como minimizar: generar menos residuos, hasta llegar a CERO. BASURA CERO.
De cada Kilogramo promedio por día que generamos en nuestra ciudad por habitante, un 30 % podría volver al circuito productivo sólo si lo separamos en casa y lo disponemos de manera diferenciada.
Muchos aún esperan en la puerta del shop ser invitados a la “fiesta” del consumo, mientras reciben los desechos de un mundo lleno de objetos que apenas producidos se vuelven viejos. ¿Cuántas horas un plástico es envoltorio y cuántos años basura?
Del paso del tiempo dicen que sabían otras culturas. Que miraban el cielo para saber dónde estaban y la tierra para conocer el momento. Insistían en dividir el tiempo en ciclos. Ciclos solares, lunares, cósmicos. Ciclos escolares, comerciales, amorosos, contractuales. Ciclos que se dicen volver a empezar, cuando en verdad sabemos que todo siempre sigue (y en todo caso, es uno el que se repite).
Ciclos llenos de esperanzas, de proyectos. Ciclos llenos de espacio, de tiempo y de futuro.
Andrea Paoloni
Rosario Más Limpia